•Qué reconozcas en tú vida la presencia, el poder y la luz de tú alma.
•Qué comprendas que nunca estás sólo,
•Qué el brillo de tú alma y el arraigo, te conecten
íntimamente con el ritmo del universo.
•Qué respetes tú individualidad y tus diferencias.
•Qué comprendas que la forma de tú alma es única,
que sepas que un destino especial te espera,
•Qué detrás de la fachada de tú vida, algo hermoso, bueno y eterno está sucediendo.
•Qué aprendas a verte a ti mismo, con el mismo gozo,
orgullo y felicidad con que el Gran Espíritu te ve
en cada momento.